Feria del libro, la gran oportunidad escolar



Por Jhonny López Arias.


De todos los certámenes que tienen que ver con el desarrollo del ser humano, una feria del libro debe ser la oportunidad por excelencia. Allí acuden por voluntad propia los apasionados, los deseosos de entrar al mundo lector, los ocasionales y los que van por obligación: los escolares.

Ellos, en su gran mayoría, llegan a mirar en tiempo record las diferentes propuestas editoriales. Admiran uno que otro libro, pero se detienen extasiados ante los que tienen que ver con su entorno. La literatura infantil y juvenil está allí, pero diseminada y no tienen tiempo para verla toda. Asisten a algunos de los espectáculos y ciclos de actividades programadas.

Ríen y juegan en su exploración y coquetean con los estudiantes de otros colegios, trabajadores de las editoriales y lectores consumados. Algunos, muy pocos, comprarán un libro. Casi todos llevarán recuerdos. Un mínimo tendrá en cuenta algún título para regresar a adquirirlo. Luego, culminada la rápida visita, en su plantel seguramente que hablarán de la experiencia.

Desafortunadamente en una feria del libro que es nada más ni nada menos que la reunión selecta de muchas alternativas para nutrir la mente, los potenciales lectores arropados en sus coloridos uniformes, poco se untarán de lectura.

Si existiera una motivación previa, si una feria del libro fuera esperada con la mayor expectativa, si sobre ella se planificarán múltiples actividades, si el personal docente trazara estrategias para que la asistencia fuera una completa experiencia, la motivación lectora florecería.

Podrían crear un fondo para adquirir un determinado número de libros. Designarían a un grupo de profesores para que se documentaran al máximo de la correspondiente feria. Esa información la entregarían a los estudiantes. Conformarían brigadas de escolares quienes con la coordinación de un profesor, tendrían misiones específicas que motivarían a los chicos.

Unas serían encargadas de escoger y comprar los títulos de las áreas literarias elegidas. Otras estarían a la caza de libros para familiares, otras de la búsqueda de títulos curiosos, de terror, deportes, actualidad, libros virtuales, de asistir a eventos programados.

Luego, en el colegio, se procedería a realizar una reunión general en donde cada brigada presentaría a todo el colegio un informe sobre los resultados de su misión. Posteriormente se iniciaría, previa programación, la lectura de los libros adquiridos. Podrían ser en voz alta para toda la comunidad educativa o por aula, rotando los libros.

De esta forma, todos habrán participado activamente de la feria del libro y esa experiencia podría estimular a muchos a ser los consumidores de lectura del futuro.

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